Pilgerweg Berlin-Bad Wilsnack

La Santa Sangre de Wilsnack

Una disputa entre el Obispo Dietrich Man de Havelberg y el caballero Heinrich von Bülow, provocó que este último, en agosto de 1383 saquera Wilsnack, una ciudad de su diócesis; incendiando también su iglesia.


Cuando el sacerdote de la parroquia fue al altar mayor de su iglesia en ruinas, encontró un sagrario que contenía tres hostias sin quemar; las cuales tenían la apariencia de estar ensangrentadas. 

Después del hallazgo de las Hostias que sangraban, se verificaron muchos milagros. Uno de ellos fue el del caballero Dietrich von Wenckstern, quien quedándose ciego volvió a recuperar la vista sólo cuando se arrepintió por haber arrojado dudas sobre la veracidad del Milagro. 

La noticia se difundió rápidamente hasta llegar a oídos del Obispo Dietrich Man de Havelberg, quien autentificó el Milagro de “La Santa Sangre de Wilsnack”, cuando fue a consagrar las Hostias a fin de garantizar que ninguna estuviera sin consagrar siendo veneradas accidentalmente de manera idolátrica, y cuando fue decir las palabras de la consagración encontró el sagrario anegado en sangre. 




Pronto se convirtió en lugar de peregrinación. El Papa Urbano VI concedió una dote para la reconstrucción de la iglesia. A este proyecto se unieron las donaciones del Arzobispo de Magdeburg, de los Obispos de Brandenburg, Havelberg y Levus. De este modo, Wilsnack se convirtió, hasta el siglo XVI, en una de las metas de peregrinaje más importantes de Europa. 

Gracias a todas estas donaciones, y las ofrecidas por los numerosos peregrinos que iban a la ciudad a venerar las Hostias milagrosas; se logró financiar la construcción de la enorme iglesia de San Nikolai, dedicada al Milagro; un edificio más grande de lo necesario para una parroquia, y que representa hoy en día uno de los testigos más importantes del estilo gótico, edificada en ladrillo cocido, típico de la zona septentrional de Alemania.










El número de peregrinos se decía rivalizar con los de Santiago de Compostela en España. Éstos compraban en Wilsnack baratijas de peltre para indicar que habían llegado al lugar. Estos emblemas eran a menudo en forma de tres hostias conectadas juntas. Visto en numerosas pinturas medievales, las formas conectadas han aparecido en excavaciones arqueológicas de la zona.

Jan Hus, reformista de la universidad de Erfurt, y el cardenal Nicholas de Cusa más tarde desalentaron la peregrinación a Wilsnack, cuestionando la naturaleza de la maravilla de las hostias con sospechas de fraude. A pesar de la controversia, las peregrinaciones continuaron hasta 1558, cuando la Custodia con las tres Hostias se destruyó en un incendio durante la Reforma protestante. Sin embargo, permanecen aún numerosos testimonios escritos y obras de arte que confirman el Prodigio.

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Ruta a Wilsnack

Cuando Jesús en el último capítulo de Mateo, envía al mundo a aquellos que le escuchan, se describe entonces la esencia de la vida cristiana.














Las personas que partieron con su Palabra, han sentado los cimientos de la Iglesia cristiana, y el mundo cambió. Por lo tanto, ha sido gracias a los peregrinos el comienzo de nuestra iglesia.

También personas de otras religiones han peregrinado. Así como en la peregrinación se unen diferentes paisajes, en la práctica, en la peregrinación se combinan creencias diferentes.

Los motivos que llevan a las personas a ser peregrinos son diferentes. Según la tradición, en los peregrinos se mezclan todos con la esperanza de ser escuchado en sus oraciones, para curar una enfermedad o liberarse de una culpa agobiante.

El peregrino moderno puede ir de otra manera. A menudo, sin embargo, también en la búsqueda de la más completa experiencia especial con uno mismo y el encuentro con Dios.





La peregrinación de Berlín a Bad Wilsnack ofrece, para aquellos que la buscan, la posibilidad de un encuentro muy especial con Dios. Ya sea en la claridad de la campiña de Brandeburgo, en el silencio y la grandeza del edificio de la iglesia, o lentamente en la creciente percepción de que no estamos solos en el camino.


Muchos antes que nosotros ya han hecho la peregrinación y muchos seguirán. Somos parte de la corriente que nos lleva y nos mezcla.


Pröpstin Friederike von Kirchbach






Wenn Jesus im letzten Kapitel des Matthäusevangeliums- jene, die ihm zuhören, in alle Welt schickt, dann beschreibt damit den Kern christlicher Existenz .

Die Menschen, die auf sein Wort hin losgezogen sind, haben den Grund für die christliche Weltkirche gelegt und damit die Welt verändert. So gesehen, hat mit dem Pilgern unsere Kirche begonnen.


Auch Menschen andere Religionen pilgern. So wie Pilgerwege Landschaften miteinander verbinden, scheint die Praxis des Pilgerns unterschiedliche Glaubenrichtungen zu verbinden.

Die Motive, die Menschen zum Pilgern bringen sind unterschiedlich. Der Tradition nach verbindet sich mit dem Pilgern die Hoffnung auf Erhörung der Gebete, auf Heilung einer Krankheit oder das Freiwer- den von drückender Schuld. Die modernen Pilger sind vielleicht aus anderen Gründen unterwegs. Oft aber suchen auch sie die beson- dere Erfahrung mit sich selbst und die Begegnung mit Gott.


Der Pilgerweg von Berlin nach Bad Wilsnack bietet für alle, die sich auf die Suche machen, die Möglichkeit der ganz besonderen Begegnung mit Gott. Sei es in der

Klarheit der brandenburgischen Landschaft, sei es in der Stille und Erhabenheit 
der Kirchengebäude oder sei es in der langsam wachsenden Erkenntnis, dass wir nicht allein unterwegs sind.

Viele vor uns sind schon gepilgert und viele werden folgen. Wir sind der Teil eines 
Stromes der uns trägt und in Verbindung sein lässt.


Pröpstin Friederike von Kirchbach



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Der Jakobsweg in Brandenburg

Auf dem Jakobsweg von Berlin ausgehend durch Brandenburg nach Sachsen-Anhalt pilgern, ist das Ziel eines neu rekonstruierten Pilgerpfades, der Sie auch auf die Spuren Theodor Fontanes und seiner weltberühmten Wanderungen durch die Mark Brandenburg führen wird. Wieder entdeckte Wege abseits der heutigen Verkehrsstraßen geleiten Sie durch die zu großen Teilen immer noch einsame, flache Brandenburger Landschaft, die ruhige Wanderschaft unterbrochen nur von verschlafenen Dörfern und bemerkenswerten historischen Kleinstädten.


Mitten in einer der aufregendsten Städte Europas beginnt ein alter, heute kaum mehr bekannter Pilgerweg durch die Mark Brandenburg. Zunächst Richtung Nordosten führt der Weg entlang weiter Felder, endlos wirkender Alleen und zahllose Bäche und Flüsse kreuzend über Wusterhausen und Kyritz nach Bad Wilsnack, dem bedeutendsten Wallfahrtsort Nordeuropas und einem der wichtigsten Pilgerziele des Mittelalters – ein Umstand, der fast in Vergessenheit geraten ist.

Von Bad Wilsnack aus geht es über die Havel, bei Havelberg, und die Elbe nach Süden zur Kleinstadt Tangermünde in Sachsen-Anhalt und damit nicht nur durch eine tolle Landschaft, sondern auch durch einen repräsentativen Querschnitt des Nachlasses preußischer Geschichte.


Erst neueste Forschungen haben Nachweise über den Verlauf der Jakobswege in Norddeutschland ergeben. Wegweise und Pilgerzeichen zeigen, dass es schon im Mittelalter, als Berlin noch völlig unbedeutend war, einen Jakobsweg gab, der von Berlin über Wilsnack an und über die Elbe führte. Der eigentlich nicht auf dem Weg liegende, mehr als hundert Kilometer umfassende Abstecher nach Wilsnack Nordwesten ist dem Umstand geschuldet, dass sich hier die „Wunderblutkirche“ St. Nikolai findet. Seitdem nach einem Brand im Jahr 1383 hier drei unversehrte, aber rot verfärbte Hostien gefunden wurden, ist St. Nikolai Wallfahrtsort. Einst sogar der bedeutendste in ganz Nordeuropa, was es naheliegend sein ließ, den Jakobsweg über Wilsnack zu führen.

Neben der für den Pilger wohl wichtigsten Sehenswürdigkeit am Weg, eben jener Wunderblutkirche in Bad Wilsnack, gibt es eine ganze Reihe weiterer interessanter kultureller Stätten, darunter viele Dorfkirchen, meist gotischen Stils, die manche schöne Überraschung bergen. Einige Burgen, Festungsanlagen und Stadtbefestigungen und die erhaltenen historischen Ortskerne vervollständigen die mittelalterlichen Reminiszenzen. Der gesamte Weg ist lückenlos, wenn auch nicht sehr eng durch den öffentlichen Nahverkehr, meist Busse, erschlossen. An den Etappenendorten ist für gute Unterkunft und Verpflegung gesorgt, auch wenn es in der teils einsamen Landschaft etwas dauern kann, bis die nächste Einkehrmöglichkeit erreicht ist.

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